Fragmento: Vida y Destino.

Uno de los conflictos bélicos que ha marcado con fuerza a la humanidad, y que hasta el día de hoy sigue siendo un tema vigente, fue la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el sufrimiento y las páginas de heroísmo que escribió el pueblo ruso en la historia, tras la agresión de la Alemania Nazi, es una temática que ha quedado un poco eclipsada por el protagonismo mediático de las potencias occidentales que participaron en la guerra. Es por ello que quisiera recomendar un libro excepcional, en cuanto a romper el desconocimiento de lo ocurrido en el denominado Frente Oriental: “Vida y Destino”, del periodista Vasili Grossman. Cuyo mérito, en términos vivenciales, radica en que fue participe directo de los hechos que nos narra a través de una infinidad de personajes, ya que acompaño al Ejército Rojo desde la batalla de Stalingrado a la toma de Berlín. Esta conmovedora novela nos devela toda la grandeza y bajeza de la condición humana, sobre todo en la cotidianidad de la guerra y el terror producido por los sistemas totalitarios.

Como muestra he escogido dos impresionantes fragmentos. En el primero de ellos el autor gráfica el conmovedor instinto a la sumisión expresado en la aniquilación de los judíos de Ucrania y Bielorrusia:

“En ese tiempo, una de las particularidades más sorprendentes de la naturaleza humana que se revelo fue la sumisión. Hubo episodios en que se formaron enormes colas en las inmediaciones del lugar de la ejecución y eran las propias víctimas las que regulaban el movimiento de las colas. Se dieron casos en que algunas madres previsoras, sabiendo que habría que hacer cola desde la mañana hasta bien entrada la noche en espera de la ejecución, que tendrían un día largo y caluroso por delante, se llevaban botellas de agua y pan para sus hijos. Millones de inocentes, presintiendo un arresto inminente, preparaban con antelación fardos con ropa blanca, toallas, y se despedían de sus más allegados. Millones de seres humanos vivieron en campos gigantescos, no sólo construidos sino también custodiados por ellos mismos”.[1]

Frente a la brutalidad, Grossman nos ofrece también en sus relatos, el contrapunto a todo sistema de opresión: la indomable compulsión del hombre a la libertad:

“… la inmutabilidad  de la aspiración del hombre a la libertad es la condena del Estado Totalitario.   He aquí las grandes  insurrecciones  en el gueto de Varsovia, en Treblinka y Sobibor, el gran movimiento partisano que inflamo decenas de países subyugados por Hitler, las insurrecciones post estalinistas en Berlín en 1953 o en Hungría en 1956, los levantamientos que estallaron en los campos de Siberia y Extremo Oriente tras la muerte de Stalin, los disturbios en Polonia, los movimientos de protesta contra la represión del derecho de opinión que se extendió por muchas ciudades, las huelgas en numerosas fábricas, todo ellos demostró  que el instinto de libertad en el hombre es invencible. Había sido reprimido, pero existía. El hombre condenado a la esclavitud se convierte en esclavo por destino, pero no por naturaleza”.[2] 

Hugo Oliva 




[1] Grossman, Vasili. Vida y Destino. Barcelona, Círculo de Lectores, 2007. P. 261



[2]  Ibídem. P. 264 

Algunas Reflexiones Historiográficas a partir de la Nueva Historia, desde Abajo y con la Política Incluida

El artículo que se presenta a continuación tiene por finalidad aportar modestamente al desarrollo de algunas ideas que puedan ser de utilidad para quienes sienten curiosidad e interés por el estudio de la historia como disciplina de conocimiento y han sido tomadas de un trabajo académico de pre grado universitario, realizado por el profesor de historia Hugo Oliva Palacios, adaptándose algunos contenidos para ser publicados en este blog.